Marta Renato

Pirineo catalán, 1522. Núria queda huérfana con apenas diez años y es acogida por una curandera, Adaleda, que vive escondida en una cueva para evitar acusaciones de brujería. Durante el misterioso accidente en el que fallecieron sus padres, la niña perdió toda posibilidad de regresar con su familia, y su única opción es permanecer con la mujer sabia y excéntrica que la encontró. Tras unos meses aprendiendo remedios y plantas medicinales, descubre que posee un don especial para curar, aunque echa en falta su pasado y no se resigna a la vida aislada en la cueva. Al mismo tiempo, Feliu, un joven sacerdote, es destinado a una aldea remota de los Pirineos como castigo por un error vergonzoso. Al llegar descubre la muerte intrigante de unos forasteros, rumores de brujería, historias del pasado que nadie le quiere contar y una actitud distante en los aldeanos. Teme terminar sus días en soledad y quiere complacer a sus superiores para que autoricen el regreso a su hogar. Cuando Climent, el ambicioso arcediano de la diócesis, acude a la aldea buscando indicios de brujería, Feliu debe decidir si revela lo que ha visto y acusa a vecinas inocentes, o sigue los dictados de su conciencia y le hace frente. Por otro lado, los interrogatorios alertan a la curandera Adaleda, quien pretende aislar todavía más a su aprendiz del resto del mundo. Núria, a medida que entra en la adolescencia, se rebela contra su maestra y emprende un viaje para buscar a sus tíos, la única familia que le queda, siguiendo las pistas que le facilita Feliu. Durante ese viaje recorre La Seu d’Urgell, Girona y Barcelona, y aprende de sanadoras ambulantes, monjas apotecarias y boticarios de la gran ciudad. Su deseo es hallar una forma de ganarse la vida con las plantas medicinales sin levantar sospechas de brujería. Además, conoce a Guim, el hijo de un cirujano rural que dejó su hogar para estudiar Medicina, y entre ellos crece la admiración mutua y el afecto. Por su parte, Feliu encuentra el coraje para enfrentarse al arcediano y defender a los aldeanos, a pesar de los riesgos y los sacrificios. Gracias a la confianza que los vecinos depositan en él, recupera la esperanza de lograr un mundo mejor sin la influencia de maquinadores codiciosos como Climent.